EL valor de la seguridad emocional durante el Periodo de Adaptación en las aulas de Infantil


El periodo de tiempo que tardamos (niños y adultos) en conseguir un equilibrio, una tranquilidad y una confianza que nos permite establecer vínculos emocionales seguros, lo llamamos "Periodo de Adaptación".

Es un proceso habitualmente conflictivo, pues sucede cuando el niño sale de su entorno familiar, para separarse de las personas con las que tiene una relación afectiva privilegiada, y acomodarse a un entorno totalmente nuevo.



 La organización de la personalidad infantil, depende en gran medida de la estabilidad, consistencia y coherencia de los vínculos de apego que generen.

Por tanto, en ausencia de los padres, debería ser un principio fundamental, ofrecer al niño la posibilidad de una relación afectiva de apego contínua con un adulto de referencia.
Una figura que permita que el niño disponga de un espacio psicológico propio donde construirse a sí mismo, con el apoyo necesario para no sentirse perdido.

¿Cómo?

Esta relación vincular se elabora esencialmente en el momento de los cuidados individuales a cada niño (momentos de higiene, comida, juegos corporales compartidos, acompañamiento ante sus logros, etc.).

Esta atención concedida es la garantía de un nivel de intercambio indispensable para la satisfacción afectiva de nuestros niños y niñas.

Las actitudes que el educador debe cuidar para facilitar estos intercambios tienen que ver con la escucha y visión periférica de lo que ocurre en el aula y la disponibilidad que tenemos para atender sus necesidades.

Un vínculo de apego seguro, no podría darse en un niño si no diéramos respuesta a:

  • la sensación de que se satisfarán sus necesidades y de que hay una disponibilidad del educador para atenderles. Saberse escuchado es hacer que parte de esa necesidad esté  resuelta. Como dice Vicens Arnaiz "escuchar significa estar atento". Por esto es muy importante la ubicación y la actitud corporal del adulto; mantener cierta estabilidad en la ubicación en el espacio del adulto facilita la accesibilidad del niño a éste. Otras actitudes corporales a tener en cuenta es que el niño pueda contemplar el rostro y su expresión del profesor o no moverse demasiado por el aula a fin de que el clima y los movimientos sean pausados.
  •  la sensación de seguridad de vivir en un marco ordenado y con límites y normas, pues saber lo que pueden o no pueden hacer les coloca y se sienten tranquilos. El niño requiere que el adulto le ofrezca unas consignas que les permita ordenar las conductas. Esa seguridad viene desde la estabilidad y la claridad de las consignas no pudiendo depender su cumplimiento del estado de ánimo del adulto. Valores, normas y actitudes, ordenan la conducta.
  • la necesidad de situarse en un espacio seguro, con materiales adecuados para su manipulación y con las medidas de seguridad previstas, que además sea ordenado y organizado. Una actividad ordenada sólo es posible en un espacio ordenado, una acción respetuosa sólo es posible en un entorno cuidado. Espacios, tiempos y materiales deben ser bien reflexionados.
  • la necesidad de que los padres tengan confianza tanto en la institución como en las personas concretas con las que dejan a su hijo.
  • la necesidad de acomodarse a los horarios y ritmos habituales de forma progresiva.
 A partir de aquí, el niño podrá escoger paulatinamente entre la seguridad de lo ya conocido (estar con sus padres) y el atractivo de las propuestas de materiales y compañeros, viendo poco a poco al educador como a alguien en el que confiar.

En conclusión, el niño superará con mayor facilidad el proceso de adaptación en cuanto sienta bienestar tanto física como emocionalmente.


 Documentos consultados:

- La seguridad emocional en la educación infantil, de Vicens Arnaiz.
- La relación vincular o de apego y sus tipos, y Los límites que se establecen en la relación con los niños y sus características, de Alicia Alonso.
- Valor de una relación afectiva privilegiada e importancia de la forma particular que conviene darle en un marco institucional, del libro La Educación del niño de 0 a 3 años, de M. David y G. Appel.





4 comentarios:

  1. Comparto la conclusión a la cual llegas, todo depende de lo que sienta el pequeño, el momento oportuno, como padres tenemos que saber comprender cuando será ese momento y aprender con ellos cuando llegue, saludos.

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo con la conclusión a la que llegas. Los que nos dedicamos a ello y trabajamos a diario con los más pequeños sabemos que la seguridad emocional en la educación infantil es esencial.

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  3. Enhorabuena por tu blog. Viendo algunos artículos, me gustaría que visitases mi blog y compartiéramos impresiones. www.dudasdepapas.com.es
    Muchas gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Justo ayer estuve viendo tu blog y me gustó mucho. Compartí con algunos compañeros de trabajo uno de tus post. :-) Participaré en tus debates encantada :D

      Eliminar

Deja tu opinión...