El juego es para el niño, una actividad que le proporciona placer y satisfacción y además le puede facilitar aprendizajes y conocimientos. Cuando nos planteamos utilizar juegos de mesa en Educación Infantil solemos utilizar juegos de “tablero” consistentes en un recorrido de casillas, fichas y dados, con los que podemos trabajar fácilmente aspectos lógicos-matemáticos como la iniciación al conteo, la estimación de cantidades, etc.
Todos hemos jugado alguna vez a estos juegos de mesa; y la oca, el parchís, o el Monopoly, seguro que están entre ellos.
La pregunta es si existen otro tipo de juegos cuya mecánica no sea simplemente tirar un dado y dejarlo todo en manos del azar… y si esos juegos son adecuados para los más pequeños, no solo por la posibilidad de usarlos para su aprendizaje mientras se divierten sino también por su capacidad de comprender las reglas y aplicarlas.
La respuesta es sí. En esta primera entrada (espero que haya más) os vamos a contar las primeras experiencias que hemos vivido en una clase de niños de 5 años con dos diferentes juegos.
Como sabemos el juego constituye una fuente de relación con los demás, y por tanto ofrecer los juegos de mesa como recurso para fomentar la socialización y la comunicación entre los más pequeños es un gran acierto. Sin embargo, la participación de los adultos, no solo no perturba el desarrollo de los juegos, sino que puede claramente enriquecerlo.
Por otra parte, debemos saber que los niños pasan por diferentes etapas en el juego a medida que van madurando, y por tanto estos juegos no son apropiados hasta que hayan desarrollado cierta capacidad para esperar el turno, respetar unas normas mínimas, etc. (para saber más sobre las fases de desarrollo del juego en los niños podéis leer el artículo: “El juego en edad infantil ¿cuáles son los juguetes más apropiados para cada edad?”).
El primer juego del que os vamos a hablar es Bruhaha. Es un juego de iniciación a la interpretación de roles ocultos. Cada niño imita el sonido del animal que le ha tocado en la carta intentando localizar a su pareja, pero si te toca ser cazador podrás hacer el sonido del animal que quieras engañando a los demás para cazarles.
Este juego lo hemos probado con niños y niñas de 5 años de edad, y ha sido un éxito rotundo, si bien es verdad que realizando algunas adaptaciones (solo una carta por jugador).
Al principio a algunos niños les costaba encontrar a su pareja animal porque están acostumbrados a jugar a juegos donde solo se tienen que fijar en lo que hacen ellos mismos con sus fichas o cartas, pero en Bruhaha es importante escuchar y mirar a los demás.
Ver la expresión de un compañero que sonríe maléficamente mientras hace el pato, puede significar que es un cazador ¡punto extra para el juego! Ya nos está permitiendo trabajar aspectos tan importantes como el reconocimiento de emociones de los demás, ir dejando atrás el egocentrismo que caracteriza la etapa infantil, y fomentar una escucha atenta y la participación y cooperación con los demás.
Muchas gracias!
ResponderEliminarCOn este juego, se trabaja el sincretismo?
ResponderEliminarHola, en mi opinión cualquier juego se adapta precisamente a la forma sincrética de aprender del niño, es decir, que el juego lo que hace es permitir aprendizajes de todos los ámbitos del desarrollo (autonomía, representación mental, simbolización, relaciones sociales, capacidad de expresión, desarrollo de conceptos lógico-matemáticos...)de manera global y sin hacer parcelas de conocimiento.
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