Lo que los niños se pierden en los días de lluvia.


En estas fechas, en las que hemos gozado de temperaturas de pleno verano, habíamos organizado una convivencia con las familias para ir a un parque cercano a pasar el día. 

Imagen relacionadaLa experiencia se enriquecía con una caminata todos juntos hasta llegar al parque en cuestión; ver los patos, los pescadores, y ubicarnos en un pinar donde extender mantas y merendolas y jugar con el paracaídas.
Pero... los planes se torcieron; después de tanta preparación llegaron las lluvias.

Cuando nos pusimos a pensar si suspender la salida, pensé en los padres y madres que habían pedido el día libre en el trabajo a propósito de esta convivencia y las experiencias que iban a ofrecer a sus pequeños.

Pros y contras: Estamos en un país cálido, no es invierno y la temperatura ronda los 14-15ºC.  En España , no hay costumbre de sacar a los niños cuando llueve o hace frío (no se aún por qué, porque en muchos paises del Norte de Europa sí lo hacen aún haciendo mucho peor clima)
Conclusión: ¿por qué perder la oportunidad de que todos ganáramos experiencias nuevas y nos quitásemos miedos infundados?


Para los escépticos recomiendo que leais algunos de los artículos de uno de mis sitios webs preferidos: tierra en las manos como por ejemplo:

Así pues, decidimos inventar un plan B para continuar disfrutando de una salida en familia pero sacando partido de lo que, a priori, parecía un inconveniente.
Sacamos ideas del artículo "24 maneras de jugar con el agua de la lluvia" de la web de Yéssica, divulgadora de juego infantil de calidad (más información sobre el sitio aquí --> http://rejuega.com/about/ ).

Las familias se mostraron bastante incrédulas con esta salida al principio. E incluso bastante gente decidió no asistir. Pero personalmente, valorando el resultado de la salida, creo que fue muy positiva: los niños estaban en contacto con el contexto natural directamente, y no hay mayor motivador que explorar en la realidad (ya está demasiado trillado eso de decorar un arbolito en clase con los cambios estacionales, ¿no es mejor vivirlo?).
 Las vivencias y las emociones que experimentamos son las verdaderas guías para que se produzca el aprendizaje.

En este caso solo necesitamos una ropa adecuada: botas de agua, impermeable, paraguas... Echamos de menos los pantalones impermeables que sí que existen pero como en nuestro País no hay hábito de usarlo, casi nadie conoce su existencia.
Jugando a girar los paraguas, como peonzas gigantes.


Me parece importante difundir su existencia y los beneficios de saber acondicionar la ropa de los pequeños para poder seguir disfrutando de la calle, del exterior, del juego al aire libre que tanto necesitan los niños y que cada vez se sustituye más por pantallas ya sean tablets, móviles o televisión.

Observando los "rios" que se forman por donde corre el agua
¡Que se constipa! es el miedo más corriente en una actividad así. Por lo general los problemas respiratorios no se producen por llover o por coger frío. Tal y como apunta la OCU, el frío no es el causante de los resfriados. El resfriado es una enfermedad causada por virus que se transmiten de unas personas a otras. Y los virus “viajan” sobre todo por vía aérea a través de las gotitas originadas al hablar, toser o estornudar (extraído de la vanguardia).

Primer miedo evaporado.

Otro tema que nos pone realmente nerviosos es que los niños jueguen en los charcos o en la lluvia y que se ensucien o se mojen.  Solución: ropa adecuada.
 Otro miedo evaporado.
 

Saltando sobre los charcos
Con nuestras preocupaciones apartadas, ya solo nos queda disfrutar y ser conscientes de que estamos dotando a los niños de un medio excelente para la estimulación sensorial:

  • Sentir las gotas de agua caer sobre el pelo, la cara, las manos...
  • Abrir la boca y probar el agua de lluvia (quién no lo ha hecho de pequeño alguna vez?).
  • Sentir la temperatura del agua.
  • Escuchar las gotas repiqueteando sobre el paraguas, o si llueve más abundantemente del chorro que cae por las terrazas y canalones (sonido intensamente relajante por cierto).
  • Tocar el agua, el barro, la tierra, la tiza y notar cómo cambia su textura.
  • Oler a tierra y césped mojado.
  • Escuchar los truenos, el viento, los pájaros cuando vuelve a empezar a salir el sol.
  • Probar a buscar con la mirada un arcoiris...

Pintar con tiza sobre suelo mojado
La textura de la tiza cambia totalmente con el agua
Quiero terminar con una reflexión: nos consideramos una escuela  "moderna" cuando llevamos al aula propuestas como un cajón de arena, ponemos una mesa de agua en el patio para que hagan trasvases, hacemos instalaciones artísticas en el centro llenando el techo de hojas colgadas de hilos de pescar, o dibujamos gotas de lluvia por toda la sala  y colgamos paraguas de colores por la sala de usos múltiples... y todo el mundo aplaude esas actividades las cuales no ponemos nunca en duda que sean experiencias pensadas pedagógicamente y con un sentido cláramente educativo.


¿Por qué no pensamos lo mismo de ese tipo de experiencias pero que suceden de forma espontánea en la naturaleza? ¿Por qué no las aprovechamos? ¿Por qué no les hacemos ver a las familias que está en su mano ofrecérselas a sus hijos e hijas cada día, y que no son necesariamente algo exclusivo del aprendizaje de la escuela?

¿Qué tal si cambiamos la mirada a una perspectiva que no se mueva por la sobreprotección ni la comodidad del adulto?

¿Qué tal si le damos la oportunidad a los niños de ser niños?

Solo necesitan unas botas.


3 comentarios:

  1. Espléndido!!!!
    Algo que sería imprescindible para cualquier niño, persona......conozco personas de 40 años que no saben lo que es la lluvia sobre ninguna parte de su cuerpo...
    Excelente actividad
    Imprescindible
    Enhorabuena a sus creadores.

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  2. Gracias por tus palabras 😊 La actividad nos encantó ponerla en práctica. Un gozo

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