El sábado 27 de Enero he podido asistir a una ponencia impartida por Timea Juhász y Eszter Mozés, de la Fundación Pikler-Lóczy de Hungría que organizaba la La Violeta, Espacio para el Juego y la Comunicación y me ha dado mucho en lo que pensar y otro tanto en lo que reafirmarme.
Tal y como describía la página de La Violeta: "El trabajo realizado actualmente por La Asociación Pikler-Lóczy cuenta con más de 60 años de experiencia en los cuidados relativos a la crianza y también en el campo de la investigación aplicada. Su principal búsqueda es proporcionar bienestar físico, afectivo y psíquico a los bebés y niños pequeños, y la búsqueda de las condiciones óptimas para el mejor desarrollo posible de cada uno de ellos.
Emmi Pikler, pediatra creadora de esta propuesta, entendía el bebé como es un ser capaz de desarrollarse de forma autónoma; el papel del adulto sería observar la actividad del niño mientras evoluciona según los diferentes estadios evolutivos.
Paralelamente, y como complemento al papel del adulto en el desarrollo infantil, los momentos cotidianos de los cuidados personales pasan a ser el espacio prioritario de interacción emocional entre adulto y niño. La invitación de la mirada de Emmi Pikler es a considerar ese momento de intimidad y cercanía física como una oportunidad de consolidar la relación afectiva, y, por tanto, a detenernos en el cómo realizar cada actividad de cuidado personal (cambio de pañal, baño, alimentación, etc) para evitar que se vuelvan una acción completamente mecánica y rutinaria, sin estar presentes y disponibles a la comunicación con el niño."
Para que os hagáis una idea del tipo de charlas que dan, he encontrado un vídeo de una conferencia de Eszter Mozés antigua donde tratan temas similares.
Conferencia sobre la pedagogía Pikler-Lóczy con Eszter Mozés, formadora
del Instituto Pikler-Lóczy, celebrada el viernes 15 de enero del 2010 en
el salón de actos de la Escuela de Magisterio en Bilbao. Extraído de: http://didacticaeducacioninfantil.wikispaces.com/Conferencia+Pikler-L%C3%B2czy+con+Eszter+Moz%C3%A8s.+Bilbao.+2010.
Hoy, la mayoría de las personas vivimos con prisas, con la sensación de no tener tiempo para nada, y en el caso de tener niños pequeños a nuestro cargo, llevamos a cuestas este lastre, convirtiendo los momentos de cuidados rutinarios del niño en momentos sin valor; en el caso de las aulas de primer ciclo de infantil no es extraño encontrarnos con la rutina del aseo y lavado de manos, la del cambio de pañales o la de la comida donde 8 bebés, 14 infantes de 1-2 años o 20 niños de 2-3 años (las ratios actuales por aula) nos esperan todos a la vez. Este momento del día se convierte en un tiempo meramente transitorio que deseamos terminar rápidamente para llegar a la siguiente rutina lo antes posible.
Podemos pensar que por desgracia en España la falta de calidad educativa que se deriva de estas ratios son la única causa de no poder dedicar un tiempo individualizado a nuestros alumnos, pero en mi opinión la cuestión va mucho más allá.
Es una cuestión social. No solo la sensación de la rapidez y la aceleración se vislumbra en las leyes, sino que, la forma de vivir que hemos adoptado, ha calado en la legislación por considerarse lo adecuado (puedes ver más sobre la necesidad de desaceleración de la educación en este artículo sobre la educación lenta).
¿Qué ocurre en los hogares? no difiere mucho de la organización de escuelas y colegios. Tiempos y horarios muy ajustados e inflexibles. Rapidez y precocidad es lo que parece ser importante en los logros de los niños, pero de manera incoherente:
- mucho tiene que ver el poco tiempo que invierten las familias hoy para estar plenamente enfocados en sus hijos (bien por falta de conocimiento bien por falta de conciliación entre vida familiar y laboral entre otras causas) y sin embargo hay una gran conciencia general de deber estimular desde que nacen a los bebés con elementos que no son humanos (pantallas, tablets, juguetes electrónicos con sonidos y colores, etc.). El bebé es un ser social que está programado para relacionarse con el adulto: el lloro es un reclamo programado biológicamente, son capaces de reconocer y dirigirse hacia su madre a través simplemente del olor, es capaz de trepar por el pecho de la madre para mamar nada más nacer, es capaz de encontrar la mirada de la madre y establecer ese contacto ocular que precederá la comunicación... Al niño pequeño le estamos negando en los últimos tiempos lo que requiere su naturaleza y es tener una relación privilegiada con su núcleo familiar, que es lo que de siempre se ha conocido como socialización primaria.
- otro ejemplo que me viene a la mente es el exceso de intervención en el movimiento libre del niño (utilizar constantemente accesorios de apoyo y sujección que impide su movimiento natural por ejemplo) lo que impide que el pequeño pueda desarrollar su motricidad, pero en cuanto entran en la franja "normal" de edad a la que los especialistas y los libros dicen que ya debe caminar, se pone de pie a los niños sin tener en cuenta si han adquirido y madurado los patrones de movimiento anteriores a la locomoción (saber voltearse, sentarse, arrastrarse, reptar, gatear...). Nos entra la prisa.
- las horas de la comida, baño, vestido y desvestido no son tampoco un ejemplo de tranquilidad, paciencia y oportunidades de ensayo para el pequeño. Más de uno se reconocerá dando de comer a veces a los niños con prisa ("tragando como pavos") o dirigiendo su atención a una pantalla de televisión, movil o tablet, quitando el pañal a los niños como si ellos no tuvieran nada que ver (les das un juguetito para que se entretenga y ya te deja a ti tranquilo para quitar la caca sin que se mueva, se toque, ni "moleste"), y podemos poner ejemplos y más ejemplos.
Para volver a reaprender esta forma de mirar y atender al niño, con la calidad en las relaciones que establecemos con él en los momentos y rutinas del día a día, podemos hacer lecturas enriquecedoras , muchas de ellas de Anna Tardós, hija de Emmi Pikler:
Y por supuesto el imprescindible libro sobre los estudios originales de Emmi Pikler: Moverse en Libertad.
En la escuela Lokzy de Budapest, realizan encuentros de madres con sus hijos 1 vez cada semana y las educadoras preparan el espacio para el movimiento libre de los niños sin que los padres intervengan. Les enseñan a mirar, a observar a sus hijos.
Ejemplo de mobiliario Pikler |
- El baño (esta parte no estoy segura si lo siguen haciendo en la escuela o forma parte del cuidado que llevaban a cabo cuando era un orfanato): lo hacen en 3 fases y con mucha calma y lentitud. Acompañando cada movimiento con el lenguaje pues ayudan a entender al niño lo que está ocurriendo (p.e: ahora te voy a llevar al baño. Te voy a quitar la ropa. Te gusta que te toque el agua ¿verdad? etc.) Y lo hacen en varias fases, casi como una preciosa coreografía, cuidada y pensada para el niño pequeño:
- PRIMERA FASE: limpiar con un algodón impregnado en aceite cada pliegue de su cuerpo: detrás de las orejas, cuello, muñecas, axilas, piernas, etc.
- SEGUNDA FASE: pasar una manopla enjabonada por todo el cuerpo, delicadamente y atendiendo a las sensaciones que produce esto en el cuerpo del bebé.
- TERCERA FASE: aclarado en la bañera. Un momento de tranquilidad, de contacto e intercambio.
- El cambio de pañal o aseo de manos y boca con más mayores
- Salir con ellos al jardín y tenerlos preparados espacios seguros donde jueguen libremente sin intervención de los adultos.
Los objetivos que pude extraer como fundamentales de esta charla fueron:
- Hacer sentir a los padres y madres competentes y felices APRECIANDO QUE LO QUE HACEN DIARIAMENTE EN CASA SON ACTIVIDADES QUE TIENEN UN GRAN VALOR A TODOS LOS NIVELES DEL NIÑO: COGNITIVO, EMOCIONAL, FÍSICO…
- Fomentar la confianza en la autonomía de los niños a través de experiencias en un entorno seguro y bien organizado: cuando el contexto no es adecuado aparecen demasiadas prohibiciones (no te subas ahí, no toques eso, etc.) Y cuando esto ocurre la relación con el niño paga el precio de un espacio que es inadecuado para el niño. Además una buena organización permite que el adulto pueda ofrecer su plena atención al niño y que mantenga la calma.
- Valorar los momentos de cuidado de los pequeños como momentos privilegiados que les ayudará a los niños a sentirse confiados, tranquilos y atendidos, lo que les facilitará en la espera hasta el próximo contacto con ellos. Acompañar al niño en su desarrollo ,apoyarle en lo que sí es capaz de hacer y retirar ayuda progresivamente según aumentan sus posibilidades de acción.
- Fomentar la cooperación con del niño con el adulto, sintiéndose apreciado, querido y valorado: a veces invitamos al niño a participar pero puede no tener ganas de hacerlo. Si se vive como una cooperación donde el adulto confía en que el niño aportará su parte, dejará de vivirse como una “obligación” o “imposición” para vivirse como una cooperación donde el niño puede decidir acceder a lo que propone el adulto (sin riñas, sin peleas, sin pataletas). Para ello es importante espere y de tiempo suficiente a la respuesta del niño (tener tiempo, ir sin prisas fomenta la paciencia).
- Desarrollar los movimientos del niño libremente, con seguridad y atendiendo a sus propias posibilidades evitando la intervención constante del adulto.
Documentación relacionada de interés:
Estoy totalmente de acuerdo contigo en todo lo que expones en este artículo, es muy importante el respeto al niño como persona, y tratarle tal y como nos gustaría ser tratados, con afecto, cariño y confianza, para lograr su bienestar y por consiguiente el de las personas que le rodean. Me parece estupendo que divulgues esta forma de mirar la educación infantil y así pueda hacerse extensivo a todas las compañeras para aplicarlo en nuestro día a día.
ResponderEliminary sin olvidar la competencia de las familias en la educación de sus hijos, no estamos enfrentados, sino que vamos a una, apoyándonos y confiando unos en otros.
Muy interesante tu reflexión, siempre hay que estar dispuesta a aprender, Enhorabuena.
Siempre palabras tan atentas. Muchas Gracias!!!!!!
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